El excesivo crecimiento de las zonas urbanas a nivel mundial en el último siglo, ha resultado en el deterioro climático y degradación del entorno natural. Este fenómeno parece no detenerse, poniendo en riesgo la sostenibilidad de la sociedad como la conocemos actualmente, así como la de futuras generaciones. La dependencia del entorno urbano sobre el área rural genera un importante impacto ambiental, energético, económico y social, que se extiende más allá del entorno inmediato de las ciudades dependientes, afectando a diversas áreas del planeta con efectos tan devastadores como el del calentamiento global. El Ecuador no está exento de esta problemática, la cual afecta a sus asentamientos urbanos y el entorno natural, repercutiendo directamente en la calidad de vida de sus habitantes. Similarmente, la ciudad de Quito, capital del Ecuador, es un claro ejemplo de la tendencia de desarrollo urbano acelerado, el cual demanda recursos generados en localidades cada vez más distantes, colocando en riesgo la integridad de los ciclos naturales además de incrementar el impacto de huella ecológica en su medio. El proyecto de intervención pretende generar un precedente en la ejecución de espacios destinados a la producción de recursos agrícolas, de manera local y en alta densidad, adaptándolos a la diversidad del uso de suelo (residencial y corporativo) del sector de la Floresta, una centralidad con un gran patrimonio cultural y desarrollo urbanístico en la ciudad de Quito. Adicionalmente, el proyecto busca incentivar la sostenibilidad a nivel urbano y arquitectónico, mejorando la calidad de vida de los habitantes mediante el uso de técnicas pasivas de acondicionamiento en el entorno edificado, así como la comercialización de productos agrícolas locales que benefician a la salud de la población en el sector