Fui parte de la facultad de arquitectura de la SEK entre el 2004 y 2009, la producción arquitectónica se encuentra ligada entre el espacio y el tiempo; y el convento de Guápulo se convirtió en el hábitat ideal para establecer la relación de un estudiante con la arquitectura por medio de un entorno cultural, natural e histórico. Cinco años inmerso en un mundo de maquetas, dibujos, debates, bienales, excursiones, exposiciones, conferencias, invitados que se convertían en referentes de la profesión.

Una facultad pequeña en número de estudiantes permite tener una relación más directa entre el profesor y los alumnos, lo que promovía momentos de crítica y reflexión en las aulas; profesores como Diego Padilla Proaño fomentaban la colaboración y competición que llevaba a elevar el estándar de producción de los estudiantes.

Realice el cuarto año de la carrera en Segovia – España por un convenio que mantenía la universidad con la Sek de España que ahora se llama IE university. Fue trascendental esta oportunidad que me brindo la universidad ya que pude conocer desde otra escuela de arquitectura diferentes procesos, metodologías, estrategias y visiones, pensar en global para actuar después en lo local.

Regresé a Ecuador para terminar el quinto año y realizar el proyecto de fin de carrera que un año después sería premiado con una mención de honor en la Bienal de Quito del 2010, medalla de oro en la UISEK y publicado como libro por una editorial española.